martes, 27 de julio de 2010

El Sermòn de Montesinos


La denuncia:el sermón de Montesinos

“¿Éstos no son hombres? ¿No tienen almas racionales? ¿Acaso no estáis obligados a amarlos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis? ¿Esto no sentís?”.

Sermón de fr. Antonio de Montesinos



Fue en septiembre de 1510 cuando los primeros dominicos llegaron a la Hispaniola, nombre dado por los españoles a la isla del mar Caribe actualmente ocupada por la República Dominicana y por Haití.

Su objetivo consistía en la atención religiosa a los españoles y, fundamentalmente, en la evangelización de los indígenas. En consecuencia, nada más llegar entraron en contacto directo con los nativos, especialmente con los “naborías”, como se llamaba a los que servían en las casas de los españoles. Muy pronto pudieron darse cuenta de los malos tratos y abusos que se cometían contra los habitantes de la isla.

Juan Garcés, un español perseguido por la justicia por haber asesinado a su esposa indígena, solicitó asilo en el convento de los dominicos y terminó pidiendo el hábito de hermano. Él, que tan bien conocía tales injusticias por experiencia personal, informó a los frailes sobre las mismas con todo detalle y precisión.

Ante el evidente sometimiento y la opresión de los indios, la comunidad de dominicos dedicó muchas horas de reunión para estudiar a fondo el problema, hasta que decidieron denunciarlo públicamente. No podían callar, pues “a ello se sentían obligados por la profesión que habían hecho”.

Prepararon la denuncia en forma de un sermón al que dedicaron largas deliberaciones con la par ticipación de todos los miembros de la comunidad. Una vez redactado el texto y habiendo sido firmado por cada uno de ellos, fr. Pedro de Córdoba, que era el Vicario, encargó a fr. Antonio de Montesinos que lo predicase en la misa mayor del cuar to domingo de adviento. Así sucedió: era el 21 de diciembre de 1511 y había transcurrido poco más de un año de la llegada de los frailes a la isla.

A pesar de tratarse, como decimos, de un sermón escrito, no se dispone del texto original, sino únicamente del extracto que, tiempo después, fr. Bar tolomé de Las Casas incorporaría a su obra sobre la Historia de las Indias (libro III, capítulo 4), donde puede leerse:

Llegado el domingo y la hora de predicar, fr. Antonio de Montesinos subió al púlpito y tomó como lema del sermón, que llevaba escrito y firmado por los demás, “Ego sum vox clamantis in deserto”.

Yo soy la voz de Cristo que clama en el desierto de esta isla y, por lo tanto, conviene que la oigáis con toda atención (…) Todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís por la crueldad con que tratáis a estas inocentes gentes.

Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan horrible servidumbre a estos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas de ellas, con muertes y estragos nunca oídos, habéis consumido en sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les dais incurren y se os mueren y, por mejor decir, los matáis por sacar y adquirir oro cada día? ¿Y qué cuidado tenéis de quien los adoctrine y conozcan a su Dios y Creador, sean bautizados, oigan misa, guarden las fiestas y los domingos?

¿Estos nos son hombres? ¿No tienen almas racionales? ¿No estáis obligados a amarlos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis?
¿Esto no sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad de sueño tan letárgico dormidos? Tened por cierto que, en este estado en que estáis, no os podréis salvar más que los moros y turcos que carecen y no quieren la fe de Jesucristo.

Los puntos clave de la denuncia llevaba a cabo por Montesinos en nombre de todos sus hermanos de comunidad deben entenderse sobre el trasfondo de la práctica judicial y pueden ser estructurados del siguiente modo:

1. La opresión a que estaban sometidos los indios era tan grave que podía compararse con el cumplimiento de una sentencia condenatoria a causa de algún crimen cometido. Ello supondría la existencia de un derecho
vigente, de una autoridad que juzgara y fijara la sentencia, así como de una “justicia” que la ejecutase. Por eso los frailes preguntaban: ¿con qué derecho, con qué autoridad y con qué justicia sucede todo esto?

2. La raíz principal del abuso cometido contra los indios y, por lo tanto, la razón fundamental de la denuncia consistió en la falta de reconocimiento de la dignidad humana de los mismos. De ahí la interpelación: ¿acaso éstos no son personas?, ¿acaso no tienen almas racionales? Los otros argumentos, como la necesidad de que los indios sean evangelizados y bautizados, presuponen el anterior.

3. Los españoles, obcecados por el afán del oro, se olvidan de que su condición de cristianos les compromete a amar a los indios como sí mismos y a anunciarles la Buena Nueva para conozcan, amen y den culto al Dios de Jesucristo.

4. Era, por tanto, la comunidad de frailes quien, en nombre de la dignidad humana y de las obligaciones cristianas, puede y debe dar la siguiente sentencia en contra de los colonizadores:

- Todos vosotross estáis en pecado mor tal; en él vivís y en él morís.

- En ese estado en que os encontráis no podréis salvaros, pues vuestro compor tamiento equivale a carecer de la fe en Jesucristo y a no quererla.

- Si seguís maltratando a los indios, dad por seguro que los pecados que confeséis no recibirán nuestra absolución.


PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO

1. Escribía Juan Pablo II en su encíclica Redemptor hominis que “el profundo estupor ante la dignidad de la persona humana se llama evangelio. Se llama también cristianismo”. ¿Nuestra condición de cristianos nos sensibiliza para el reconocimiento de la dignidad de toda persona humana y para el compromiso con los derechos que de ella se siguen?

2. En su Discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas con ocasión de la celebración del 60° aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, Benedicto XVI presentaba tales derechos como “el lenguaje común y el sustrato ético” necesario para nuestros días. ¿Conocemos tal Declaración y nos afanamos por su difusión y puesta en práctica?

3. En otro Discurso, esta vez a los miembros de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales (4 de mayo de 2009), el Papa enfatizaba la impor tancia de los derechos sociales al llamar la atención sobre “uno de los más críticos problemas sociales de las décadas recientes, como es la conciencia creciente -que ha surgido en parte con la globalización y la presente crisis económica- de un flagrante contraste entre la atribución equitativa de los derechos y el acceso desigual a los medios para lograr esos derechos. Para los cristianos que con regularidad pedimos a Dios que «nos de el pan de cada día», es una tragedia vergonzosa que una quinta parte de la humanidad pase hambre”. ¿Reconocemos a los derechos sociales, junto con los civiles y los políticos, toda la impor tancia que tienen de cara a un efectivo respeto de la dignidad humana?

4. ¿Qué personas de nuestro entorno padecen menosprecio de su dignidad y vulneración de sus derechos humanos? ¿Cuáles son los grupos más afectados? ¿Qué falsos argumentos suelen utilizarse para justificar lo injustificable? ¿Qué actitud adoptamos nosotros, como grupo de dominicos y dominicas, ante semejantes atropellos?

5. Los primeros dominicos llegados a la Hispaniola defendían que los indígenas tenían “almas racionales”, lo cual, en el lenguaje de la época, significaba su dignidad humana. Muy probablemente habían aprendido de Santo Tomás que, puesto que “subsistir en la naturaleza racional es de la máxima dignidad, todo individuo de naturaleza racional es llamado persona”, de tal modo que “en el nombre de persona se expresa la dignidad misma”. ¿Conocemos y cultivamos debidamente la tradición de nuestra Orden?

6 comentarios:

  1. No entiendoo nada xfavor explicar algoo

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  2. muy bueno :) kataneo y giu

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  3. Realmente hace reflexionar sobre la actualidad y de como la sociedad maltrata a las personas d pocos recursos.
    Gracias por ayudarme a reflexionar sigan publicando me encanta

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  4. Es Muy Linda Esta pagina :) Saludos Profe

    Rosario Reinozo

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  5. me gusto mucho el sermón de montesino ya que nos da a pensar que las demás personas tienen derecho como nosotros (y que debemos amar al prójimo como a uno mismo)y no maltratarlo!

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