lunes, 15 de noviembre de 2010

Sermon de Montesinos

Primer Sermón
El domingo 21 de diciembre de 1511, cuarto domingo de Adviento, cuando se lee el pasaje del Evangelio de San Juan, donde dice: «Yo soy una voz que clama en el desierto» (Jn 1, 23), fray Antonio Montesino subió al púlpito, como portavoz de la primera comunidad de dominicos en el Nuevo Mundo, Santo Domingo, para pronunciar el sermón preparado previamente y firmado por todos los frailes. Sermón conocido como el «Sermón de Adviento»:
Ego vox clamantis in deserto
«Para os los dar a cognoscer me he sobido aquí, yo que soy voz de Cristo en el desierto desta isla; y, por tanto, conviene que con atención, no cualquiera sino con todo vuestro corazón y con todos vuestros sentidos, la oigáis; la cual será la más nueva que nunca oísteis, la más áspera y dura y más espantable y peligrosa que jamás no pensasteis oír». «Esta voz [os dice] que todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre aquestos indios? ¿Con qué auctoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas dellas, con muerte y estragos nunca oídos habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin dalles de comer ni curallos en sus enfermedades [en] que, de los excesivos trabajos que les dais, incurren y se os mueren y, por mejor decir, los matáis por sacar y adquirir oro cada día? ¿Y qué cuidado tenéis de quien los doctrine y cognozcan a su Dios y criador, sean baptizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos? Estos, ¿no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados a amallos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis? ¿Esto no sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad de sueño tan letárgico dormidos? Tened por cierto, que en el estado [en] que estáis no os podéis más salvar que los moros o turcos que carecen y no quieren la fe de Jesucristo».

Primera Comunidad de Dominicos en América[4]
El «Sermón de Adviento» fue el primer grito de justicia que se escuchó en el Nuevo Mundo, por boca de un fraile dominico. Fray Antón Montesino lanzó la primera denuncia y protesta contra los explotadores de los indígenas, sin tener en cuenta que, como recién llegados, necesitaban del apoyo y la amistad de los conquistadores y las autoridades de la Isla La Española, les enrostró su conducta anticristiana, les puso de presente la dignidad humana de los nativos y les reclamó su responsabilidad de cristianos.

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