lunes, 20 de abril de 2015

NOS PREPAREMOS PARA LA FIESTA DE NUESTRA PATRONA COMPARTIENDO ESTE TEXTO:

UNA LAICA COMPROMETIDA: SANTA CATALINA DE SIENA

Carta del Padre Fray Timothy Radcliffe, Maestro de la Orden de Predicadores de Santo Domingo de Guzmán (Dominicos)

Queridos hermanos y hermanas:


Durante la misa de apertura del Segundo Sínodo para Europa, con mi sorpresa y satisfacción, el Papa proclamó a Santa Catalina de Siena co-patrona de Europa, junto a Santa Teresa Benedicta de la Cruz y Santa Brígida de Suecia. Catalina fue una prodigiosa escritora de cartas a sus hermanos y hermanas, por eso es apropiado honrarla con una breve carta a la Orden. 


La Europa de Catalina, como nuestro mundo de hoy, estuvo marcada por la violencia y por un futuro incierto: El Papado había huido a Aviñón, desgarrando la Iglesia y dividiendo países, ciudades y Órdenes religiosas, incluida la nuestra; las ciudades habían quedado diezmadas por la peste bubónica, conocida como la Peste Negra; había un declive de la vitalidad en la Iglesia y una pérdida de identidad, así como una crisis en la vida religiosa.
Catalina se negó a resignarse ante este sufrimiento y esta división. En palabras del Papa Juan Pablo II, entró "con paso firme y palabras ardientes en el corazón de los problemas eclesiales y sociales de su época". Se dirigió a los gobernantes políticos y religiosos, personalmente o por cartas, y les señaló claramente sus fallos y cuál era su deber como cristianos. No tuvo reparo en decir incluso al Papa que debía tener valentía y regresar a Roma. Visitó las cárceles, cuidó de los pobres y de los enfermos. La devoraba la urgencia de llevar a todos el amor y la misericordia de Dios.


Sobre todo Catalina luchó por la paz. Estaba convencida de que "ni con espada ni con guerras ni con crueldad" se podía lograr el bien, sino "con la paz y la humilde y continua oración". Pero nunca sacrificó la verdad a la justicia por una paz fácil o a bajo precio. Recordó a los soberanos de Bolonia que buscar la paz sin la justicia era como poner bálsamo en una llaga que debería ser cauterizada". Sabía que ser pacificador significaba seguir los pasos de Cristo, que hizo la paz entre Dios y la humanidad. Por esta razón, el pacificador debe a menudo compartir el mismo destino de Cristo y sufrir el rechazo. El pacificador es "otro Cristo crucificado". Nuestro propio mundo está lacerado por la violencia: violencia étnica o tribal en Africa y en los Balcanes; amenaza de una guerra nuclear; violencia en nuestras ciudades y familias. Catalina nos invita a tener el coraje de ser pacificadores, aunque esto conlleve que nosotros mismos tengamos que sufrir persecución y rechazo.


La paz, para Catalina, significaba por encima de todo la paz en la Iglesia, la curación del Gran Cisma. Y al mismo tiempo percibimos su intenso amor por la Iglesia, que para ella no era "otra cosa que el mismo Cristo", junto a su coraje y libertad. Amó tanto a la Iglesia que no dudó en denunciar los fallos de los clérigos y obispos en su búsqueda de riqueza y posición social, y le exigió que fuera el misterio de Cristo en el mundo, la servidora humilde de todos. Incluso se atrevió a decir a Dios lo que tenía que hacer, cuando rogó:


"Te apremio, pues, puesto que tú sabes, puedes y quieres,
que tengas misericordia del mundo,
y envíes el calor de la caridad con paz
y unión a la santa Iglesia.
No quiero que tardes más."


La Iglesia de nuestro tiempo sufre también divisiones, causadas por incomprensiones, intolerancia y una pérdida del "calor de la caridad y la paz". Hoy el amor por la Iglesia se entiende a veces como un silencio falto de sentido crítico. ¡No se debe "agitar la barca"! Pero Catalina nunca pudo permanecer en silencio. Escribió a un importante prelado: "No os quedéis más en silencio. Gritad con cien mil lenguas. Veo que el mundo está perdido por callar. La esposa de Cristo está descolorida, ha perdido el color".


Que Santa Catalina nos enseñe su amor profundo al Cuerpo de Cristo, y su sabiduría y coraje para decir con verdad y abiertamente palabras que unen en lugar de dividir, que iluminan en vez de oscurecer, y que curan en lugar de herir.


Las relaciones de Catalina con sus amigos, y en especial con sus hermanos y hermanas dominicas, estuvieron marcadas por la misma combinación de amor y audacia en el hablar ("parresia" v.gr. Hechos 4, 31; 2 Cor, 4). Ella consideraba a cada amigo como un don de Dios, que debía amarse "muy cercanamente, con un amor particular". Creía que la amistad mutua era una oportunidad "para engendrarse mutuamente en la presencia dulce de Dios", y una proclamación de "la gloria y alabanza del nombre de Dios en el prójimo". Pero este amor no le impidió hablar con toda franqueza a sus amigos, y decir a sus hermanos exactamente lo que debían hacer, incluso a su querido Raimundo de Capua, que llegó a ser Maestro de la Orden el año de su muerte. No puede haber amor sin verdad, ni verdad sin amor. Así rezaba por sus amigos:


"Dios eterno,
te pido con singular solicitud
por todos los que me has dado
para que los ame con singular amor.
Que sean plenamente iluminados con tu luz
y que se quite de ellos toda imperfección,
para que en verdad puedan trabajar en tu jardín,
donde tú los has destinado".


Si la Familia Dominicana tiene que ser, en palabras de Catalina, "amplia, toda gozosa y perfumada, jardín agradabilísimo". Debemos aprender su capacidad de amistad recíproca junto con la plena verdad. Nuestra amistad como hombres y mujeres, religiosas y laicos, es un gran don para la Orden y para la Iglesia, pero a veces está marcada por heridas de las que apenas nos atrevemos a hablar. Para trabajar juntos como predicadores del evangelio, tenemos que hablarnos mutuamente con la franqueza y confianza de Catalina, para que "en la verdad puedan trabajar en tu jardín".


Catalina fue la mujer apasionada, con profundos deseos: la unión con Dios, la difusión del evangelio y el bien de toda la familia humana. El deseo ensancha nuestros corazones. Ella dijo a Dios: "Tú haces grande el corazón, no estrecho - tan grande que tiene cabida para todos en su caridad amorosa". Y Dios dijo a Catalina: "Yo, que soy Dios infinito, quiero ser servido por vosotros con cosa infinita, e infinito no tenéis más que el afecto y el deseo de vuestro espíritu".


¿Cómo podemos crecer como hombres y como mujeres tocados por la pasión de Catalina por Dios? ¿Cómo podemos liberarnos de la pequeñez de corazón y de la complasencia en las pequeñas satisfacciones? Quizá descubriendo, como hizo Catalina, que Dios está presente en el fondo mismo de nuestro ser. la Pasión por Dios no es algo a lo que cobra gusto, como la afición al fútbol. Está en la esencia de mi ser esperando a que se descubra. Nuestro mundo está marcado por un hambre profunda de identidad. Para mucha gente de hoy la pregunta urgente es: "Quién soy yo?". Esta fue la pregunta de Catalina. La búsqueda contemporánea del conocimiento de uno mismo es con frecuencia una preocupación narcisista, una concentración introvertida en el propio bienestar y realización. Pero para Catalina, cuando al fin me veo como soy, no descubro una pequeña brizna de mi yo egoísta y solitario. En lo que Catalina llamaba "la celda del conocimiento de sí" yo me descubro amado en mi propio existir. Ella se describió como "concentrada en la celda interior para conocer mejor en sí la bondad de Dios". Si me atrevo a hacer este viaje hacia el conocimiento de mí mismo, entonces descubriré qué pequeño, imperfecto y limitado soy, pero veré también que soy profundamente amado y valorado. Dios dijo a Catalina: "Con providencia te creé, y al contemplarte en mi mismo, me enamoré de la belleza de mi criatura".


Por eso Catalina nos ofrece una respuesta liberadora a la búsqueda contemporánea de la identidad. Nos lleva más allá de una falsa identidad basada en la posición o en la riqueza o en el poder. Porque en la entraña de nuestro ser está Dios, cuyo amor nos mantiene en el ser. Este es el lugar de la oración contemplativa, donde uno se encuentra con Dios que se complace en amar y en perdonar, y cuya propia bondad saboreamos. Aquí descubrimos el secreto de la paz de Catalina y su dinamismo, de su confianza y de su humildad. Esto es lo que hizo de esta jovencita, con poca educación formal, una gran predicadora. Esto es lo que le dio la libertad de hablar y de escuchar. Esto es lo que le dio valentía para afrontar los grandes problemas de su tiempo sumergiéndose en ellos. Con la ayuda de sus plegarias nosotros podemos hacer lo mismo.


                                                      Vuestro hermano en Santo Domingo,

                                                                             Fr. Timothy Radcliffe OP
                                                                             Maestro de la Orden


        








17 comentarios:

  1. Sofía Solórzano28 de abril de 2015, 4:15

    Me pareció que el texto es muy acorde para leer en la actualidad. Debido a la profunda crisis espiritual por la cual transita el hombre contemporáneo.
    Catalina además de tener una profunda fe en Dios y de dirigirse a él en sus plegarias, abogó por la unidad de la Iglesia, con la convicción de que de ese modo contribuía a expandir y unificar el mensaje de la Palabra de Dios en el mundo.
    Así como lo hizo Catalina, nosotros debemos ser nexos entre la Iglesia y los hombres, y ser Palabra viva de Dios en la tierra.
    Saludos

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  2. Me parece muy lindo el artículo. Rescato la idea de que, como Santa Catalina, seamos pacificadores en nuestros ambientes.

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  3. Interesante texto que revela un aspecto de Santa Catalina que hasta el día de hoy conocía de manera superficial: el de su accionar como religiosa que no deja de ser, que no descuida, su compromiso con el mundo en que le toca vivir, con sus complicaciones y debilidades.
    Estoy de acuerdo en muchos de los puntos sobre los que aquí se reflexiona: la importancia de conocerse realmente a uno mismo, tomar consciencia de lo que somos y podemos llegar a ser, para desde ahí partir hacia una comprensión y participación activa sobre la realidad social en la que se vive.
    Por último, dejo una cita que me gustó bastante:
    "No puede haber amor sin verdad, ni verdad sin amor. "

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  4. "Sobre todo Catalina luchó por la paz. Estaba convencida de que "ni con espada, ni con guerra, ni con crueldad" se podría lograr el bien, sino "con la paz y la continua y humilde oración". Este fragmento expresa tanto la preocupación como el compromiso social que Catalina poseía en la época. Nuestra patrona no sólo se dedicó a la oración sino que con su accionar marcó grandes momentos y cambios en la Iglesia y en la vida del prójimo. Es por esto que Catalina como mujer debe ser imitada por los valores que la caracterizaban, es así como podremos seguir avanzando espiritual y comunitariamente.

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  5. Esta carta es un claro resumen de la obra de Santa Catalina, hay muchas cosas que deben ser destacadas, sobre su accionar y sus denuncias. Sobre todo Catalina luchó por la paz. Estaba convencida de que "ni con espada ni con guerras ni con crueldad" se podía lograr el bien, sino "con la paz y la humilde y continua oración". Esta cita, por más que haya sido expresada siglos atrás, sigue resonando y demuestra que en ciertos puntos la sociedad no cambio. "Amó tanto a la Iglesia que no dudó en denunciar los fallos de los clérigos y obispos en su búsqueda de riqueza y posición social", deberiamos ser capaces de levantarnos y hablar como lo hizo ella, no quedarnos callados. Catalina sigue siendo ejemplo de acción y persona.

    Lucia Gerez 6B

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    1. La frase que destaco de el texto es: "Que Santa Catalina nos enseñe su amor profundo al Cuerpo de Cristo, y su sabiduría y coraje para decir con verdad y abiertamente palabras que unen en lugar de dividir, que iluminan en vez de oscurecer, y que curan en lugar de herir." Si ponemos en práctica éste accionar día a día no sólo creceremos como comunidad, sino que también aprenderemos a amar al prójimo y a unirnos cada vez más a Dios.
      Nuestra patrona no solo nos invita a iluminar y curar con la palabra, nos demuestra que imitando su fortaleza y predisposición podemos continuar con lo que ella empezó desde la verdad, el amor, la paz y la fe en Dios.

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  7. Me parece un texto muy interesante, porque muestra cualidades de Catalina de otra manera, no solo informando sino también alentándonos a cambiar; algo muy importante que necesitamos las personas en este tiempo. Principalmente entusiasmandonos con su valentía y coraje para enfrentarse a los otros, su compasión por los necesitados y la valoración de nosotros mismos y Dios, adentrándonos a través de la razón.

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  8. Luciana B. Jimenez3 de mayo de 2015, 17:51

    El Padre Fray Timothy Radcliffe nos comparte esta carta de Santa Catalina en la que nos ayuda a reflexionar y recordar la vida de la co-patrona de Europa, también nos brinda datos de su vida en profundidad,las cuales en diversas oportunidades sólo se mencionaron cuando tendrían que ser resaltadas.
    Fue una mujer muy valiente, la cual tendría que ser un ejemplo a seguir de mujeres como también de hombres en la actualidad, no dudo en decir lo que correspondía como lo hizo con el Papa de ese tiempo.
    Catalina nos invita a entrar a "la celda del conocimiento de sí" de cada uno para poder llegar a conocer a Dios, también poder llegar a ser humildes y grandes predicadores al igual que ella.

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  9. Las palabras del Padre Fray Timothy Radcliffe dejan entrever la manera en que el accionar de Santa Catalina, situada en su determinado contexto histórico-social, hoy en día, a pesar del paso del tiempo, siguen teniendo vigencia, no solo para la comunidad dominicana sino como ejemplo para todo ser humano.
    Uno de los aspectos que me interesa destacar es la concepción de Santa Catalina como pacificadora en una época en la que la situación política del momento se encontraba lejos de ser la mejor, con una población diezmada por la peste bubónica y dividida por los declives de las autoridades eclesiales. Sin embargo, Catalina actúo buscando conciliar las relaciones entre la Iglesia (representada por el papado) y el pueblo, hablando con representantes políticos y eclesiales, cuidando de los pobres y de los enfermos transmitiendo la misericordia y el amor de Dios.
    Resulta interesante plantearnos que, así como Catalina no se mantuvo en silencio, sino que, por el contrario, accionó en la vida social de su época teniendo en cuenta todos los aspectos negativos que la caracterizaban, nosotros también podemos hacerlo hoy, con una sociedad que no cuenta con todos los problemas que ella tuvo que enfrentar. Estamos llamados, como cristianos pertenecientes a la congregación dominica, a tratar de cambiar lo erróneo de la realidad social y poder, a través del esfuerzo y la constancia, transformarla en una sociedad cubierta en su totalidad por amor de Dios.

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  10. La vida de Santa Catalina me llega al corazón. Una mujer que viviendo en una época desagradable, pudo lograr sus objetivos con solo FE y AMOR A DIOS, característica que notablemente su sociedad había perdido.
    Al leer nuevamente la historia de Santa Catalina, me recordó a alguien en la actualidad, quien tambien lucha por la paz, " Emma, la abuela peregrina" una mujer de 91 años quien realiza caminatas larguisimas con promesa a la Virgen por la paz de los jóvenes.
    Me parece pertinente destacar que como pertenecientes a la familia dominicana, somos nosotras quienes debemos dar a conocer la imagen de Santa Catalina por medio de nuestros actos.
    "Para ella no era otra cosa que el mismo Cristo"

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  11. La vida de Santa Catalina me llega al corazón. Una mujer que viviendo en una época desagradable pudo lograr sus objetivos con solo FE y AMOR A DIOS, característica que notablemente su sociedad había perdido.
    Al leer nuevamente su historia, me recordó a alguien en la actualidad, que al igual que Catalina lucha por la paz, "Emma, la abuela peregrina" quien realiza caminatas larguísimas con su promesa a la Virgen por la paz de los jóvenes.
    Me parece pertinente destacar que somos nosotras las pertenecientes a la familia dominicana, quienes debemos dar a conocer la imagen de Santa Catalina por medio de nuestros actos.
    "Para ella no era otra cosa que el mismo Cristo"

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  12. La frase que destaco de el texto es: "Que Santa Catalina nos enseñe su amor profundo al Cuerpo de Cristo, y su sabiduría y coraje para decir con verdad y abiertamente palabras que unen en lugar de dividir, que iluminan en vez de oscurecer, y que curan en lugar de herir." Si ponemos en práctica éste accionar día a día no sólo creceremos como comunidad, sino que también aprenderemos a amar al prójimo y a unirnos cada vez más a Dios.
    Nuestra patrona no solo nos invita a iluminar y curar con la palabra, nos demuestra que imitando su fortaleza y predisposición podemos continuar con lo que ella empezó desde la verdad, el amor, la paz y la fe en Dios.

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  13. Esta carta que comparte el Padre Radcliffe es muy interesante. Plantea la obra de Santa Catalina en relación al mundo actual, acción que no se realiza comúnmente. Pero además de compartir la valentía de Catalina al cumplir su deber como cristiana afrontando los grandes problemas de su tiempo nos invita a nosotros mismos a "eliminar la pequeñez de corazón" en el nuestro. Nos encontramos en un mundo invadido por la indiferencia y la complasencia en las pequeñas satisfacciones que no logramos ver nuestros propios problemas y los evadimos. Ahora estamos invitados a seguir sus pasos, y a que como ella "nos devore la urgencia de llevar a todos el amor y la misericordia de Dios".
    Saludos.
    -SOFIA DIBI

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  14. La fiesta de nuestra patrona supone,claramente para nosotros,una celebración. Una festividad de fe y compromiso con nuestra realidad, tal cual ella nos enseñó. Ella nos invita cada día a ser mujeres comprometidas con nuestro entorno y nuestro mundo de hoy,y creo que esa misión debe ser nuestro principal objetivo como jóvenes, hoy y siempre.
    Como familia dominicana nos alienta a ser: "amplia,toda gozosa y perfumada,jardin agradabilisimo". Sigamos su mensaje de fe y esperanza en estos tiempos, que tanto nos hace falta.
    Gabriela Nucci Avila. 6to B

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  15. Hernandez Julieta 6toB5 de mayo de 2015, 3:49

    La vida de Catalina desde una perspectiva de compromiso social, muy interesante enfoque ya que entra en detalle y expone de manera más humana aquel título de doctora de la Iglesia atribudo a su persona. Se aprecia a Catalina como al ejemplo de mujer a seguir, ella, más allá de la valoracion de la mujer en la epoca, se dirige a los gobernantes políticos y religiosos de su época sin temor y con paso firme, pero siempre de una forma pacifica.

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